jueves, 24 de noviembre de 2011

Iglesia-dictadura, una relación cambiante

Angelelli siempre ayudó a los mas carenciados
Rafael Videla, Luciano Benjamín Menéndez y Albano Harguindeguy fueron procesados por el asesinato del obispo de La Rioja, Enrique Angelelli, en un accidente automovilístico en 1976. La acusación es porque el magistrado cree que la muerte del monseñor fue provocada y que la cúpula militar es la responsable. A continuación hablaremos de cómo cambió la relación Iglesia-dictadura y el papel que cumplió el clero en aquellos años.
Desde comienzos de la década de 1960, un aire renovador había recorrido a la Iglesia latinoamericana. El concilio Vaticano II, y la Conferencia de Medellín (1968) dan muestras de que la Iglesia, una parte, intentaba acercarse a los más necesitados, con una preocupación mayor por las tareas sociales.
 En la Argentina la situación interna era cada vez más combativa. A fines de la década del 60 el enfrentamiento entre la jerarquía y una parte de los religiosos había cobrado forma y estado público. En enero de 1968, la quiebra iba a ser irreversible. Doscientos setenta sacerdotes firmaron una declaración pública y convocaron a un encuentro nacional que sentó las bases del Movimiento de Sacerdotes del Tercer Mundo (M.S.T.M.).
El golpe de Estado del 24 de marzo de 1976 descolocó profundamente a toda la clase eclesiástica. La incertidumbre fue tal que muchos no sabían cómo actuar. La jerarquía eclesiástica decidió por callar, aprobó la asociación que en sus expresiones públicas los militares hacían entre terrorismo de Estado y virtudes cristianas y hasta permitió que algunos de sus miembros participaran en ella, según denunció y probó la CONADEP.
Por otro lado se alzaban algunas voces. Pocas pero algunas, que a medida de que la dictadura perdía solidez se volvieron más numerosas. La elección de Juan Pablo II como nuevo papa y la corriente innovadora que con él venía, también distanciaron a la Iglesia con la dictadura militar. El clero comenzó a tratar de reconstruir el vínculo entre Iglesia y trabajadores. En 1979 el Arzobispado constituyó el equipo de pastoral social y estrechó relaciones con sindicalistas como Ubaldini.
El documento “Iglesia y comunidad nacional”, de 1981, afirmó los principios republicanos, indicó la opción de la Iglesia por la democracia, su apartamiento del régimen militar y su aprobación de los crecientes reclamos de la sociedad. La cúpula eclesiástica sabía que la dictadura tarde o temprano caería y no quería estar de su lado cuando eso pasase.

La historia de mi barrio

Amelia llegó a Villa Ortúzar en 1940
              Amelia Pepino, mujer de 82 años, cuando habla nos transporta al pasado. Aquel pasado del almacén, las puertas de las casas abiertas, los niños revoloteando en la calle y el tranvía. Desde 1940 que Amelia vive en Villa Ortúzar emigrada de Venado Tuerto, provincia de Santa Fe. Intrigado por el pasado de éste, la entrevisté para que cuente cómo era en aquellos años mi barrio y mi país.
¿A qué edad te viniste?
Yo me vine para empezar sexto grado. Yo no se porque no me anotaron en una escuela por acá. Yo hice sexto grado en una escuela de Villa del Padre. Cerca de la familia de los Boscaglia, una familia amiga que ahora están en Mar del Plata. Yo me quedaba todo el fin de semana allá porque en esa época no viajábamos en colectivo. Las cuadras eran de tierra. En esa época había poca edificación.
¿Cómo era el Villa Ortúzar con el que te encontraste cuando llegaste de Venado Tuerto?
Y lo que me acuerdo, y hoy en día se mantiene, es que había cualquier cantidad de fábricas. Todas las chicas trabajaban en una fábrica. Estaba la algodonera, la Sudantek, una fábrica textil. Siempre fue un barrio con mucha presencia de fábricas.
¿Por qué vinieron a Buenos Aires?
Mi para era carnicero allá en Venado. Era una de las carnicerías más importante que había allá. Tenía dos cortadores. Tenía una clientela bárbara pero todo con libreta, vino la malaria y no pudo cobrar casi nada.
¿Antes era muy común esto de fiar?
Mi papa, cuando estábamos en el campo, se compró un coche. Y ahí en Venado Tuerto había Ramos Generales, que venden todo. Estaba en una esquina y abarcaba media cuadra para acá y media cuadra para allá. Y se compró un coche ahí. ¿Sabes cómo lo pagó? Se lo anotaron en la libreta con la mercadería, porque él se llevaba mucha mercadería de ahí. Entonces cuando pagaba todos los meses pagaba, la mercadería y una cuota del auto.
Eso tiene que ver un poco con algunos valores que se perdieron en el tiempo y la desconfianza que hay entre los seres humanos.
Y escúchame, antes te prestaban plata, o vos prestabas y sabías que esa plata volvía. Ahora si no haces papeles y firmás y que se yo, te cagan. Era distinta la vida, que querés que te diga. No es porque uno haya sido de esa época. Ahora tendrán cosas mejores también. Pero antes salíamos a jugar a la noche, en la esquina, abajo del farol, andar en bicicletas hasta las 12 de la noche, un grupo de chicas.
¿Qué cosas te acordás que pasaban en el barrio que hoy ya no?
Y son esas costumbres que se perdieron, que ya no se hacen más. En esa época, estamos hablando de la década del 40, pasaba un hombre caminando por la calle con una vaca y si uno quería comprar lo paraba y el hombre ordeñaba a la vaca. Después, a la leche, la pasteurizaba uno una la casa, hirviéndola.
¿A qué edad empezaste a trabajar?
A los 14 años yo empecé a trabajar porque no quise estudiar. A mí me dieron a elegir y trabajábamos todos. Menos mi mama.
Antes era más normal que la mujer se quede en la casa
Y cómo iba a trabajar mi mama. Éramos cinco, estábamos todos solteros. Quién hacía la comida, quién limpiaba, quién se encargaba de la casa.
Bueno pero hoy en día, aunque tenga cuatro hijos, si la mujer tiene que salir a trabajar, tiene que salir a trabajar.
A mí me gustaba estar en mi casa. Si a mí me hubieran dado a elegir, yo elegía estar en mi casa. Lo hacía con gusto, con amor. Cuando yo me casé, mi marido quiso que dejara de trabajar y yo dejé. Era algo común, el hombre trabajaba y la mujer se encargaba de los quehaceres de la casa. No sé si serán costumbres, pero eso ya se perdió, hoy en día la mujer tomó un rol más protagónico en la vida.
¿Cómo era tu trabajo en esa época?
 Yo trabajaba en una perfumería, donde envasábamos, tapábamos, envolvíamos, metíamos en caja, cada una tenía su tarea. Había una cinta larga que empezaba donde estaban las maquinas que envasaban, después iban a otra máquina que se le ponía el remache, después seguían por la cinta que iban a las que tapaban el frasco, las que limpiaban, yo estaba en la parte a veces de envasadora y a veces de etiquetadora. Y después estaban las que envolvían y ya pasaban a las cajas. Seis botellas en cada caja.
¿Se hablaba de inseguridad?
Nada. No solamente en el barrio, no pasaba nada. Nosotros acá, teníamos dos entradas. La puerta que daba a la calle y, al lado, la puerta que daba al pasillo. Siempre entrábamos y salíamos por el pasillo. Esa puerta que daba a la calle del pasillo, nunca se cerró. Pero no solamente cerrarla sin llaves. La agarrábamos con un ganchito apoyada contra la pared para que el viento no la golpee. Y jamás entró nadie a robar. Y teníamos un tapial bajo en el pasillo, y sin embargo nunca nadie entró. En el verano dormíamos con todo abierto. Todas las persianas y las puertas que daban al patio abierto.
¿Qué se hacía los fines de semana?
Ir al cine, ir a bailar. Al club Sporting venían las orquestas típicas y las de jazz. Media hora cada una en vivo. Y yo tendría 13, 14 años. Íbamos todos.
¿Tuviste la oportunidad de ver a cantores reconocidos?
Lo vi a Alberto Castillo, Enrique Campos que cantaba con la orquesta de Ricardo Tanturi, a Pugliese con Chanel y Moran, a Troilo con Marino y Florentino, a De Angelis, que era mi locura, con Julio Martel. Vi a algunos, a mí siempre me encantó el tango, siempre fui tanguera.

miércoles, 23 de noviembre de 2011

Efemérides: El terremoto de Caucete

El terremoto arrasó con lo que encontró en su camino
               El 23 de noviembre de 1977, un terremoto arrasó con la ciudad de Caucete, San Juan. La localidad quedó asolada y la sacudida dejó un saldo de 65 muertos y 285 heridos. El temblor, que también afectó al norte mendocino, marcó una magnitud de 7,5 en la escala de Richter, y depuso de sus hogares a 40.000 personas aproximadamente.
                Según la Estación Sismológica Coronel Fontana del Instituto Nacional de Prevención Sísmica (INPRES), el reloj marcaba las 6:26 cuando se comenzó a registrar el sismo. Éste fue de gran duración, ya que permaneció intensamente durante 55 segundos. El hecho destruyó casas y edificios a lo largo de toda la provincia cuyana.
La licuefacción del suelo fue característico
                 La gran extensión es otra de las características más notables que tuvo este fenómeno.  El estremecimiento se sintió en 1.800.000 kilómetros cuadrados. Según el informe Preliminar del INPRES, este terremoto alcanzó una extensa zona a pesar de que la intensidad del movimiento no fue tan fuerte como en el epicentro del sismo.
                Otro de los puntos particulares que tuvo el hecho fue la extensa área de licuefacción del suelo. Esto sucede cuando el suelo deja el estado sólido en el que se encuentra y pasa a un estado líquido pesado. Se pueden observar amplias zonas que sufrieron dicho proceso. Los efectos mas dramáticos de la licuefacción se registraron en la ciudad de Caucete, ubicada a 70km del epicentro. Muchos hogares se vieron afectos por este suceso. Hay zonas en las cuales el hundimiento del suelo, producto de la licuefacción, llegó a medir un metro.

martes, 22 de noviembre de 2011

El gran Ástor

Piazzolla dejó un legado imborrable en el mundo
Si bien, no modificó la historia política del país, su vida transformó uno de los aspectos más concretos del argentino. El tango, un estilo de vida para muchos, es uno de las características y fenómenos culturales más apegados a nuestra sociedad. A pesar de que el nacimiento del 2x4 fue varios años más atrás que el inicio de Ástor Piazzolla como artista, éste marcó un antes y un después en la historia del tango argentino y mundial.
En 1921, con el mundo de la posguerra, la URSS todavía convulsionada y con Jorge Luis Borges regresando al país, nació Ástor Piazzolla. “Nací en Mar del Plata, crecí en Nueva York, encontré mi camino en París, pero cada vez que subo a un escenario la gente sabe que voy a tocar música de Buenos Aires”, explicaba el músico como carta de presentación.
Piazzolla creció bajo una educación muy estricta, y su primer bandoneón, de segunda mano y que costó 18 dólares, fue un regalo de su padre por sus logros. Comenzaba la carrera de Ástor, quien en ese momento ya se encontraba en la ciudad neoyorquina. Se presume que sus padres decidieron instalarse en Estados Unidos cuando Piazzolla tenía cuatro años.
Con apenas diez años, Ástor actuó por primera vez en la Radio Recording Studio de Nueva York con la artista Marionete Spagnol, grabando un acetato no comercial. En diciembre de 1933, tendrá su primer encuentro con Carlos Gardel, cuando éste viajó a Nueva York para firmar un contrato por cuatro películas. El joven Piazzolla fue a entregarle a Gardel, un regalo de parte de su padre, gran admirador del Zorzal.
A pesar de que Ástor era todavía un chico, se hizo muy amigo de Gardel. Hasta actuó de “canillita” en la película que consagraría al gran cantor argentino: El día que me quieras. El joven recibió 25 dólares por su papel. También, cuenta la historia, que Carlitos cuando lo escuchó por primera vez a Piazzolla le dijo: “¡Mirá, pibe, el fueye lo tocás fenómeno, pero el tango lo tocás como un gallego!”.
Un joven Piazzolla haciendo de canillita junto a Carlos Gardel
Con sólo 18 años y ya viviendo en Mar del Plata, recibió la invitación de Aníbal Troilo para integrar como bandoneonista su orquesta. Ástor comenzó a conocer el ambiente del tango, más que nada en el cabaret Tibidabo, propiedad de Troilo. Allí empezó a compartir mesas con Enrique Santos Discépolo, Homero Manzi y Enrique Cadícamo, tres leyendas del tango. “Yo era, al principio, uno de los tantos bandoneones que tenía Troilo en su orquesta, pero quería ser el primero y llegué a serlo. El Gordo confiaba en mí”, comentó Ástor una vez y que su hija, Diana Piazzolla transcribió en su libro, Ástor.
El aire renovador del brillante compositor comenzó cuando en 1944, deja la orquesta de Troilo y comienza a dirigir a la que debía acompañar al cantor Francisco Fiorentino. En aquellos años, Piazzolla ya manifestaba características de un músico único. “Piazzolla no es tango”, decían algunos detractores del intérprete. Pero al final, grandes compositores y el mundo del tango todo, lo reconoció como uno de los personajes más influyentes de la música argentina.
En 1959 muere Vicente Piazzolla, su padre. Esto marcó profundamente al artista, quien luego compuso “Adiós, Nonino”, sino el más, uno de los temas más emocionantes de su repertorio. Esta obra es la recomposición de “Nonino” que había compuesto en París en 1954. En aquellos compases, Ástor inmortalizó la gran pérdida que le dejó la muerte de su padre.
En 1965 se dará el encuentro entre dos de los personajes más importantes de nuestra historia. En ese año, se graba El Tango, un trabajo que incluía textos de Jorge Luis Borges y que Piazzolla musicalizó.

Borges y Piazzolla en una de las tantas charlas que mantuvieron
Cuenta la historia que Atahualpa Yupanqui y Piazzolla se encontraron en la casa de un amigo en común, en Paris. Allí, durante la cena, Don Ata relató la historia de cómo se conocieron sus padres. Ástor, quien había escuchado la narración en silencio, le propuso a Yupanqui que la escriba y que él le iba a poner música. Días después, llegó la creación del tema “Campo, camino y amor”, producto de aquella charla entre ambos.
Debido a su permanencia en el exterior, Piazzolla era visto con cierto resquemor por alguna parte de la sociedad argentina, cerrada a todo lo que venía “de afuera”. Pero Ástor supo sortear esos obstáculos y se instaló en la cima del tango. “Yo hice una revolución en el tango, rompí viejos moldes, por eso me atacaron y tuve que defenderme. Pero lo que nadie me puede negar es mi origen; tengo el tango marcado en el orillo”, declaró el inolvidable músico, quien modificó para siempre la música argentina. Un gran artista, siempre fiel a su estilo, sin traicionar sus convicciones, hizo llorar, reír, disfrutar, bailar a millones de argentinos, debido al don con el que nació.

domingo, 20 de noviembre de 2011

Las pesadas injusticias de siempre

         
         George Orwell, en su libro 1984, describe algunos puntos de la realidad con la que convivimos. Una realidad no tan explícita, pero igual de eficiente. Muchos catalogan al texto como una parodia, pero no lo es. Es una reproducción de los asuntos cotidianos que soportamos con asiduidad.  El Ministerio del Amor, de la Verdad, de la Paz y de la Abundancia que Orwell describe en su texto, no son más que un fiel reflejo de los estados totalitarios que tuvieron su lugar en el planeta y que aún permanecen, aunque no tan expuestos.
         El mundo se está rebelando contra dicho sistema, impuesto solamente para el bien de pocos y el llanto de muchos. Los “indignados” que invadieron las plazas españolas, los ocupantes de Wall Streets, la primavera árabe, la lucha por la educación gratuita en Chile y otros hechos más, son la manifestación más explícita de que el ser humano está cansado del sistema político, económico y social que plantean los hombres poderosos.
        Es un momento cambiante en el planeta. Nadie sabe lo que se vendrá. Las grandes economías caen como plumas y el egoísmo entre los distintos países se ve con claridad en las reuniones diplomáticas. Las crisis griega e italiana generaron una gran ruptura en las relaciones europeas y el valor del euro corre un peligro inminente. Los mandatarios no encuentran salidas rápidas y eficaces y el pueblo reniega de la clase dirigente que lo único que hace es pensar en su propio bienestar. Ante este panorama, los que pierden son los mismos de siempre: el pueblo. Los políticos solo presionan para acallar a la población y mantenerla en un estado entumecido.
      Los encargados de llevar al mundo a un lugar más estable, lo único que hacen es intentar adormecer a la población, para así regocijarse con el dolor ajeno. Con el afán de enriquecerse, han creado un sistema que obliga al hombre a vivir en permanente agitación. Sin tiempo para detenerse y pensar lo que está sucediendo de verdad. ¿Cómo, con el rico mundo que tenemos, con suficiente comida para todos, hay millones de personas que mueren de hambre? ¿Cómo ante el sufrimiento despiadado del  ajeno no acudimos a su ayuda?
Dibujo de la Standard Oil y sus garras

     Habitualmente vemos hablar de cifras asombrosas de dinero sin ningún tipo de miramientos, mientras que en Kenya o Somalia hay cientos de miles de niños en riesgo de morir de desnutrición y enfermedades, según declaro UNICEF en su informe sobre la crisis en el Cuerno de África. En la zona, la cifra de necesitados supera los 13 millones. Más cerca aun, Haití. En el país americano, no menos de 300.000 niños padecen desnutrición crónica y la mitad de las muertes infantiles está provocada por el hambre. Haití está incluido en el programa del Fondo Monetario Internacional y del Banco Mundial para los Países en vías de desarrollo altamente endeudados. “Altamente endeudados”. Un país que no tiene para darle de comer a más de la mitad de su población. Que cruel ironía. Más cerca aun, Argentina. Si bien nuestro país no está entre los que mayor tasa de desnutrición tiene, hay casos de mortalidad infantil a causa de la falta de alimentos. A principios de este año, la Cooperadora para la Nutrición Infantil (Conin) anunció que 260.000 chicos menores de cinco años sufren algún grado de desnutrición en la Argentina. Por lo general, los pueblos originarios son los más carenciados.
El sistema prefiere mirar hacia otro lado ante estos asuntos
       Que no me digan que este sistema no es tan cruel como un totalitarismo. No se conforma con destruir millones de vidas, sino que también deteriora constantemente al planeta. Con sus grandes empresas, adueñándose de la naturaleza y no incorporándose a ella, ha devastado todo lo que tuvo a su alcance.
       El robo de valores también es un crimen y es lo que hizo este sistema. Los distorsionó a su favor. Impuso un estilo de vida en el cual el dinero es el factor más importante. Con sus atentados, sus guerras, sus invasiones, sus dictaduras, sus hambrunas, sus injusticias ha manipulado y llevado a la población mundial al lugar que deseaban. Los clanes familiares, dueños de empresas multinacionales, políticos, banqueros manejan los hilos del mundo y deciden el futuro de millones de personas. El único fin: generar más poder cueste lo que cueste. Por eso lo comparo con el gran libro de George Orwell. Porque al igual que el sistema implementado por el escritor, este también le ha hecho mucho mal al ser humano. 

sábado, 19 de noviembre de 2011

Facebook y sindicalismo

Transitando Facebook, me encontré con un usuario poco común. El nombre que lleva es Augusto Timoteo Vandor, ex líder sindicalista asesinado por Montoneros en 1969. El usuario, además tener una foto de Vandor en el perfil, opina en su muro sobre situaciones que ocurren hoy  e intenta reflejar cuál sería la mirada del Lobo sobre estos hechos. Por eso, decidí hacer un recorrido sobre cómo este hombre cambió al sindicalismo y a su forma actuar por aquellos años convulsionados.
El peronismo había sido el gran impulsor del sindicalismo. El trabajador contaba con beneficios que no había tenido nunca y el Estado benefactor mantenía el orden a pesar de pequeñas protestas aisladas. El gobierno militar que derrocó a Perón en 1955, encabezado por el general Eduardo Lonardi, quien dijo que no había ni vencedores ni vencidos, procuró establecer acuerdos con las principales fuerzas que habían sostenido a Perón, particularmente los sindicalistas.
A las palabras se las llevo el viento y dos meses después Lonardi era depuesto. El general Pedro Eugenio Aramburu ocupó su lugar. Los empresarios coincidían en que debían modificar el estatus logrado por los trabajadores. Esto implicaba restringir el poder de los sindicalistas, recortar los ingresos y recuperar la autoridad patronal.
Aramburu tenía como objetivo desmantelar el aparato peronista. Intervino la CGT y los sindicatos, puestos a cargo de oficiales de las Fuerzas Armadas. Dirigentes políticos y sindicales fueron detenidos y proscriptos políticamente. Expatriado el peronismo, el cúmulo de trabajadores realizaba marchas o huelgas, más a menudo en 1957. Allí, se creó una nueva generación sindical, más dura y acostumbrada a la violencia represiva del Estado. Ante la ausencia de Perón, estas organizaciones sindicales fueron la “columna vertebral” del movimiento.
El gobierno de Frondizi (1958-1962) y el Plan de Estabilización que lanzó su ministro de Economía, el ingeniero Álvaro Alsogaray, que congeló los salarios y trajo una desocupación generalizada, entre otras cosas, provocó una ruptura en la frágil relación con el sindicalismo. La dura represión practicada por el gobierno puso en pie de guerra a la masa trabajadora.
En los sindicatos se consolidaba un nuevo tipo de dirección, más interesada en las complejas estructuras sindicales que en los hechos cotidianos. A veces llegando al matonismo. Augusto Vandor, jefe del sindicato metalúrgico, fue la figura principal de esta nueva burocracia sindical, con paros generales duros de palabra pero escasamente combativos y negociaciones permanentes.
Vandor propuso un peronismo sin Perón
El gobierno de Illia (1962-1966) también tuvo enfrentamientos con el sindicalismo. El gobierno se había propuesto controlar a los dirigentes sindicales. Para eso propuso aplicar la Ley de Asociaciones.  Los sindicalistas respondieron con un Plan de Lucha, increíblemente orquestado por Vandor que consistió en la ocupación escalonada, entre mayo y junio de 1964, de 11 mil fábricas, en una operación que involucró a casi 4 millones de trabajadores. El vandorismo demostraba su poder dentro de las organizaciones sindicales.
En el primer semestre de 1964, los sindicatos encabezaron una reorganización del Partido Justicialista. Esto los fue llevando a un enfrentamiento con Perón, amenazado en su liderazgo. El General sabía que Vandor estaba ganando posiciones. El gobierno proscribió al Partido Justicialista pero autorizó a los peronistas a presentarse bajo otro rótulo como la Unión Popular.
El Lobo fue el ideólogo de hacer lanzar miles de tortugas por la calle Florida aludiendo a la supuesta lentitud del gobierno radical. También había sido uno de los impulsores del fallido retorno de Perón en 1962.
Las elecciones provinciales de 1965 definieron el enfrentamiento entre Vandor y Perón. Isabelita, enviada por el General, había venido a la Argentina con el objetivo de alentar a los candidatos peronistas y a repudiar a las formulas vandoristas. El resultado: Perón triunfaba en el escenario electoral y Vandor en el sindical.
Los sindicalistas se mostraron francamente esperanzados con el golpe de 1966, especulando con la permanencia del tradicional espacio para la negociación y la presión. Esto tenía que ver con el amplio campo de tendencias que existían en el gobierno y la falta de un foco claro. En poco tiempo, la represión hacia las protestas sindicales se hará presente. Se sancionó la ley de Arbitraje Obligatorio, que condicionaba la posibilidad de iniciar huelgas.
                El “Operativo Judas”, plan para asesinar a Vandor, fue realizado con meses de antelación. Detallistas, los encargados de perpetrarlo tenían que vulnerar los 20 guardaespaldas del Lobo. Los autores mantuvieron en total secreto el asunto, ya que en dos ocasiones anteriores de intento de asesinato, el líder sindical se había enterado antes del hecho.

                El 30 de junio de 1969 se llevó a cabo la operación que terminó con la vida de Vandor. Los integrantes del operativo ingresaron a la UOM haciéndose pasar por oficiales de justicia. Ingresaron, redujeron a todos los que estaban dentro y fueron puerta por puerta buscando al Lobo al grito de ¿Dónde está Vandor?. El líder sindical, que en ese momento mantenía una charla telefónica con Antonio Cafiero, salió al pasillo a ver que sucedía y recibió dos impactos en pleno pecho. Al girar recibió otro debajo del brazo y cuando cayó dos más en la espalda.
                La autoría del hecho fue reconocida dos años después por el Ejército Nacional Revolucionario, aunque se sabe que este nombre fue ficticio, con el fin de despistar a los servicios de inteligencia. Los implicados en el suceso pertenecían a la organización guerrillera Los Descamisados, que después se fusionaría con Montoneros.

viernes, 18 de noviembre de 2011

Estados totalitarios ficcionarios y reales

Onganía fue gran impulsor de un estado absolutista
       A lo largo de la historia, Argentina ha sido víctima de diversas dictaduras, en distintos contextos nacionales e internacionales. Los totalitarismos comenzaron con el golpe de Estado a Irigoyen en 1930, pero después de 1955 se darán una serie de gobiernos de facto, con breves mandatos semi democráticos en el medio, que se prolongaría hasta la vuelta de la democracia en 1983. La dictadura que encabezó el general Juan Carlos Onganía, en 1966, intentó imponer algo similar a lo que plantea George Orwell en su libro, 1984.
        La inestabilidad del gobierno de Arturo Illia (1963-1966) y la urgencia de los militares de combatir al comunismo conformaban el anticipo del inminente golpe. Un elenco de propagandistas se dedicó a desprestigiar al gobierno, y al sistema político en general, y a enaltecer la figura de Onganía, “última alternativa de orden y autoridad”, como escribió Mariano Grondona en Primera Plana. Un amplio consenso acompañó al golpe del 28 de junio de 1966.
       El nuevo gobierno no tenía una línea clara ni una tendencia coexistente. Lo que sí tenía claro era que era necesario reorganizar el Estado, hacerlo fuerte, con autoridad y sumamente severo. La represión del comunismo era uno de los objetivos de los militares, quienes veían a las Universidades como el refugio de las ideas izquierdistas. Las intervenciones en los sectores educacionales no se hicieron esperar. La intromisión del Estado en las facultades rompió con toda posibilidad de autonomía académica. El 29 de julio de 1966, la policía reprimió duramente a estudiantes y profesores en distintas Universidades, lo que se conoció como “La noche de los bastones largos”.
La Noche de los Bastones Largos, día histórico nacional

      Rápidamente el Estado tomó control de todos los asuntos y ahogó cualquier tipo de oposición. El plan de Adalbert Krieger Vasena, Ministro de Economía y Trabajo, si bien logró arreglar las cuentas del Estado, reducir la inflación y permitió grandes inversiones estatales, también desnacionalizó a una gran cantidad de empresas que veían en el capital extranjero un futuro más próspero. En 1968, las clases empresariales comenzaron a quejarse del autoritarismo de Onganía y empezaron a pensar en una alternativa.
      El Cordobazo, que estalló en 1969, fue un movimiento estudiantil que provocó el inicio de una cadena de masivas protestas que estimularon la caída del ya frágil gobierno. La movilización, que tenía como principal protagonista a Agustín Tosco, fue duramente reprimida por las fuerzas policiales y el Ejército. Este hecho marcó el fin de la dictadura.
      El secuestro y asesinato del ex presidente Pedro Eugenio Aramburu en 1970, perpetrado por Montoneros, también afectó a Onganía. Aramburu era uno de las principales alternativas que los militares barajaban. Entonces, varios sospechaban que ciertos círculos que rodeaban al presidente habían estado implicados en el caso. A principio de 1970 depusieron a Onganía y designaron a Roberto Marcelo Lanusse como mandatario. La dictadura de “La Morsa”, así le decían, quien quería aplicar un gobierno eterno, tuvo un paso fugaz por la Argentina pero la intención de haber implementado un estado absolutista estuvo presente y se vio, con mayor claridad, en los primeros años de gestión.