viernes, 16 de septiembre de 2011

Efemérides: Perón, Iglesia y horror

El General Lonardi, gran responsable de la masacre
            
            Hoy se cumplen 66 años desde que las Fuerzas Armadas derrocaron al gobierno constitucional de Juan Domingo Perón en 1955. El golpe fue promovido por la autodenominada Revolución Libertadora, encabezada por Eduardo Lonardi, que cansada de verse perjudicada por las decisiones del General intentó desterrar al peronismo de este país. Tres meses atrás, el 16 de junio de 1955, las FFAA, en su mayoría pertenecientes a la Marina, habían dado muestra de su forma de proceder bombardeando Plaza de Mayo al mediodía y dejando un saldo de 364 muertos y más de 800 heridos.

           Hubieron varios motivos por los cuales los militares decidieron tomar el poder: La influencia de la CGT que se agigantaba cada vez más en distintos ámbitos, las censuras que sufrían los opositores para poder expresar sus opiniones, la intención de una distribución más justa de la riqueza y los malestares por parte de la oligarquía que se encontraba en desacuerdo con muchas acciones del presidente. Pero el más importante fue la rivalidad que mantuvo por varios años a Perón enfrentado con la Iglesia.

             La relación de Perón con la cúpula eclesiástica comenzó de una manera óptima. Incluso, durante la primera presidencia del General no se dieron duros enfrentamientos entre las dos facciones. Con el correr de los años, las medidas del mandatario no eran satifactorias para una buena porción de la clase media, alta ni del clero, quienes se sentían replegados por las políticas que pregonaba el gobierno peronista, las cuales, según ellos, sólo beneficiaban a los más carenciados. En 1954, la creación del Partido Demócrata Cristiano produjo un grado de enojo por parte de Perón, quien creía que dicho partido era una intención de destronarlo impulsado por ordenes provenientes del Vaticano. El presidente se mostró molesto ya que reconocía a su partido como democrático y cristiano y no encontraba la necesidad de crear otro. Allí se encendió la mecha.

             Otro de los problemas que encontró frente a frente al gobierno y a la Iglesia fue la presencia de un predicador protestante de origen petecostal, Teodoro Hicks, quien logró reunir una gran cantidad de personas en las canchas de Altanta y Huracán en 1954. Todo esto permitido y organizado por el peronismo. Algunos católicos llegaron a afirmar que la Fundación Eva Perón había llevado chicos enfermos para ser curados por el orador. El clero se mostró en contra de la actitud de Perón y de la presencia del disidente en el país.


             La ley de divorcio promulgada por Perón fue otro golpe duro para Iglesia. Tras el derrocamiento del General, este artículo fue suspendido mediante el decreto ley 4070/1956. El divorcio recién volvería a ser aceptado en 1987 mediante la sanción de la Ley Nº 23.515. Además, la supresión de enseñanza obligatoria religiosa en las escuelas, la equiparación legal de los hijos legítimos e ilegítimos, la ley de profilaxis que promovía el control sanitario de los prostíbulos, fueron otras causas por las cuales el clero acrecentó su malestar. Aunque dichas actitudes pudieron haber sido tomadas como una provocación hacia la Iglesia, ninguna de ellas son ilógicas y todavía en estos días se siguen respetando.


             La oposición había pasado de ser religiosa a transformarse en cívico-militar. El 11 de junio de 1955 fue una clara muestra de ello. La procesión de Corpus Christi, realizada ese día, fue una multitudinaria manifestación en contra de los gobernantes. Una de las frases más repetidas era: "Perón o Cristo". Cinco días después, en un conjunto de complicidades que incluye a las Fuerzas Armadas, la Iglesia y la población civil, sucedería la masacre que se llevó 364 almas. Luego de los ataques a Plaza de Mayo varias Iglesias fueron incendiadas en repudio a la postura eclesiástica.

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