martes, 11 de octubre de 2011

La Capilla de los Negros

Las paredes son muestras del paso del tiempo

        En mi recorrido por Chascomús, en busca de edificios o monumentos antiguos, me topé con la Capilla de los Negros, una reliquia histórica de la Hermandad de los Morenos (originarios de Bayombé – Congo), fundada en 1862. Dicha comunidad, a comienzos y mediados del siglo XIX, tenía prohibido el ingreso a la iglesia de los blancos y como contrapartida decidieron crear su lugar para encontrarse con Dios. La Capilla de los Negros se encuentra en el centro de la Ciudad y desde la vereda su fachada es impresionante. 
Vista de la Capilla desde la entrada

       La apariencia del lugar era misteriosa y los escasos rayos solares que ingresaban por las rendijas de las ventanas le daban un tono macabro a la vista. Ingresé al establecimiento a paso lento, observando cada rincón por donde pasaba. La Capilla estaba vacía, los últimos turistas que estaban se habían retirado y comencé a experimentar un grado de asombro bastante importante. Estaba en un edificio histórico, el cual acogió enfermos debido a las epidemias de cólera, fiebre amarilla y viruela en el siglo pasado. Este monumento es un fiel reflejo de la diversidad cultural que habitó, y aún lo sigue haciendo, el suelo argentino. Los africanos llegados a estas tierras, realizaban rituales y oraban aquí.
        En un momento se me cruzó la idea de llevarme un recuerdo, aunque sea una estampita, del lugar. Debido a la inexperiencia, comencé a sentir un grado de adrenalina que rápidamente se acrecentó cuando ingresó el vigilador de la Capilla y me vio con mi mano estirada sobre una mesa. Tomé saliva y, haciéndome el desentendido, continué estudiando el lugar, su piso de tierra, sus imágenes, sus velas encendidas y las distintas ofrendas que la gente había dejado en forma de agradecimiento en el altar. Este templo, declarado Monumento Histórico Nacional en 1962, no celebra misa. Por eso, unos pocos bancos adornaban el edificio.
Texto que se lee al ingresar al lugar

       Cuando el vigilador salió nuevamente hacia el patio trasero, tomé una vela y me la llevé como un obsequio prestado. La estampilla me parecía más personal, y se podía llegar a tomar como una falta de respeto. Me llevo el recuerdo de haber conocido un Monumento Histórico de nuestro país. Quien visita a Chascomús no puede dejar de visitar a la Capilla de los Negros, que se mantiene casi intacta debido a que tuvo que ser remodelada después de un temporal que la azotó en 1950. El templo todavía conserva el aspecto antiguo y mantiene las tradiciones que lo hicieron uno de los puntos más frecuentados por los turistas.

1 comentario:

  1. Zafa. Le falta muchísimo en cuanto a la información del edificio (¿qué es exactamente, cuándo se usó, cómo, etcétera?) y al vuelo literario. Su pequeña anécdota podría ser parte de una crónica, pero no es estrictamente una crónica.

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