jueves, 24 de noviembre de 2011

Iglesia-dictadura, una relación cambiante

Angelelli siempre ayudó a los mas carenciados
Rafael Videla, Luciano Benjamín Menéndez y Albano Harguindeguy fueron procesados por el asesinato del obispo de La Rioja, Enrique Angelelli, en un accidente automovilístico en 1976. La acusación es porque el magistrado cree que la muerte del monseñor fue provocada y que la cúpula militar es la responsable. A continuación hablaremos de cómo cambió la relación Iglesia-dictadura y el papel que cumplió el clero en aquellos años.
Desde comienzos de la década de 1960, un aire renovador había recorrido a la Iglesia latinoamericana. El concilio Vaticano II, y la Conferencia de Medellín (1968) dan muestras de que la Iglesia, una parte, intentaba acercarse a los más necesitados, con una preocupación mayor por las tareas sociales.
 En la Argentina la situación interna era cada vez más combativa. A fines de la década del 60 el enfrentamiento entre la jerarquía y una parte de los religiosos había cobrado forma y estado público. En enero de 1968, la quiebra iba a ser irreversible. Doscientos setenta sacerdotes firmaron una declaración pública y convocaron a un encuentro nacional que sentó las bases del Movimiento de Sacerdotes del Tercer Mundo (M.S.T.M.).
El golpe de Estado del 24 de marzo de 1976 descolocó profundamente a toda la clase eclesiástica. La incertidumbre fue tal que muchos no sabían cómo actuar. La jerarquía eclesiástica decidió por callar, aprobó la asociación que en sus expresiones públicas los militares hacían entre terrorismo de Estado y virtudes cristianas y hasta permitió que algunos de sus miembros participaran en ella, según denunció y probó la CONADEP.
Por otro lado se alzaban algunas voces. Pocas pero algunas, que a medida de que la dictadura perdía solidez se volvieron más numerosas. La elección de Juan Pablo II como nuevo papa y la corriente innovadora que con él venía, también distanciaron a la Iglesia con la dictadura militar. El clero comenzó a tratar de reconstruir el vínculo entre Iglesia y trabajadores. En 1979 el Arzobispado constituyó el equipo de pastoral social y estrechó relaciones con sindicalistas como Ubaldini.
El documento “Iglesia y comunidad nacional”, de 1981, afirmó los principios republicanos, indicó la opción de la Iglesia por la democracia, su apartamiento del régimen militar y su aprobación de los crecientes reclamos de la sociedad. La cúpula eclesiástica sabía que la dictadura tarde o temprano caería y no quería estar de su lado cuando eso pasase.

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